lunes, 28 de febrero de 2011

El Mundo se acelera.

La juventud de África del Norte bulle buscando un mejor futuro, y su revolución nos salpica. Es que estamos a hora y media de avión. En España, estos próximos meses de elecciones pueden servir simplemente para que las organizaciones políticas nos cuenten cansinamente lo malos que son los adversarios, buscando simplemente sobrevivir cuatro años más en el poder enchufando a sus familiares y amigos, sin hacer previsión ninguna a largo plazo. El largo plazo ya no existe porque el tiempo se ha acelerado, aunque los años tengan la misma duración. Su tiempo se está acabando; es posible que no dure ni cuatro años.

Ya se ha pasado la hora de empezar a pensar qué hay que hacer. Simplemente tendremos que esperar a ver qué nos hacen otros, las nuevas mayorías de este mundo, o ver la manera de colaborar entre todos y adaptar nuestras inútiles leyes y costumbres para que renazca una sociedad nueva, que podrá ser mejor o peor que la que hemos vivido dependiendo del acierto colectivo en diseñarla.

El siguiente video hay que verlo al menos desde el segundo 40 hasta el minuto 2. Explica la necesidad de que la fertilidad familiar sea de 2,11 hijos por familia para que una sociedad sobreviva. Da el dato de España: 1,1; el menor de Europa. No descendemos a niveles de datos como el de Soria, porque a nuestros estadísticos les da vergüenza incluso publicarlo. El video se fija luego en el crecimiento de los países islámicos y muestra como acabarán los que vienen de ellos siendo mayoría en Europa; aunque ignora a los que no son islámicos, para su creador no hay chinos o incluso cristianos como los de América del Sur que han venido a Europa. No es necesario saber inglés para ver las cifras y deducir que la sociedad en que vivimos está ya muerta.



Partiendo de la información de este video, y a tenor de las que están llegando desde la otra orilla del Mediterráneo sentimos una doble sensación: la primera de temor ante lo desconocido, y al esfuerzo que habrá que hacer para montar sociedades estructuradas con justicia para que se desarrollen, tanto en esta orilla mediterránea como en la otra. La segunda es de alivio: por fin la juventud ha estallado; y el contagio llegará a la China, pero también debiera llegar a España: ya está bien de vivir en el paro, ya está bien de tener que emigrar porque aquí una casta sectaria de políticos y banqueros, todos revueltos como en el final de la granja animal de Orwell, estén celebrando su conquista del poder. Es costumbre que así sea, que el revolucionario de jóven sea el que ocupe la poltrona en cuanto pueda y no la quiera soltar nunca. Ejemplos sobran. Pero siempre surgirá otra revolución para derrocarlo.

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miércoles, 2 de febrero de 2011

Referencias comarcales

Tarancueña es el pueblo en el extremo Oeste del área de protección que se denomina "ZEPA Altos de Barahona"

Lleva razón esto que está escrito en la web de Tarancueña:

"Por alguna razón que se nos escapa, la gente tiende a pensar que Soria está más lejos de lo que está (excepción hecha, claro es, de los propios sorianos)....

En realidad, Soria es una provincia muy céntrica. Sonará a pitorreo, pero lo cierto es que sólo dista de Madrid 31,5 kilómetros, justo los que hay en línea recta desde el pico Tres Provincias, ápice septentrional de la madrileña, hasta la sierra de Pela, límite suroccidental de la soriana. ..."




El día 17 de febrero los hermanos García de Andrés, Paulino e Inocencio, presentaron en Madrid un libro histórico sobre el pueblo de Taracena, escrito por este último. Durante el acto se habló de la Historia de Tarancueña, de su unión histórica con Caracena, con Tiermes y ahora con Retortillo; y también se habló mucho de Castilla y del Obispado de Sigüenza que cubría el Sur de Soria y parte de Segovia.

Estas pertenencias históricas de muchos siglos parecen olvidadas hoy en día por ciertos medios, y no son enseñadas en las escuelas. Sin embargo son la base histórica real de nuestra existencia y forma de ser, la que nos relaciona con comarcas vecinas y con la Castilla sin límites.

Apunto como curioso el ambiente que se ve y se oye en los actos culturales que se celebran por sorianos y guadalajareños en Madrid. En ellas solo se escribe Castilla sin apellidos, sin recortes y sin fronteras; la que ignoran o pretenden ignorar quienes basan su poder en dividirnos. También podéis notar ese mismo tono en los blogs a los que enlazo.

Nunca me ha gustado, y me sigue sin gustar, la adaptación de las sedes episcopales a la división política que rige en un momento concreto. No sé en qué intentarían mejorar su labor apostólica los que decidieron hace no muchas décadas dividirlas en función de los límites provinciales. En el caso de Sigüenza significará progresivamente el movimiento de la diócesis hacia la capital. Tampoco veo en qué se ha ganado que la división regional deportiva soriana se haya cambiado de a Aragón a la zona autonómica de León y parte de Castilla la Vieja. Lo único que se percibe es una centralización absoluta y progresiva de todo en Valladolid o en Toledo, en las sedes centrales de estas autonomías impuestas por los grandes poderes periféricos y quizás resignadamente aceptadas. Todo se centraliza, dejando a los territorios distantes cada vez más olvidados y deshabitados, allá en su frontera.

En nuestra zona del sur soriano, junto a los habitantes de la Guadalajara norte ni tenemos fronteras ni las queremos, sino solo lindes que son líneas de unión entre nuestros pueblos, comarcas y provincias. Me consta que ocurre algo parecido entre las tierras de Ágreda y las de Tarazona; entre las de Cameros y las sorianas del otro lado de la sierra; entre la zona de Pinares y la de Neila.

Tenemos además otras comarcas tradicionales que se superponen entre sí y que generalmente no cuadran con lo que son las actuales divisiones administrativas provinciales o regionales. El Ducado de Medinaceli, la Tierra/Marquesado de Berlanga, el Señorío/Marquesado/Sesmo de Caracena, la tierra de Atienza, el Obispado de Sigüenza, la comarca de Ayllón, etc. Pero falta que vuelvan a renacer sus núcleos centrales, que funcionen a modo de pequeñas capitales de estas comarcas. Eso es lo que debiera ocurrir para una mejor distribución de los habitantes, pero por ahora no van por ahí los tiros.